La VIDA, ¿qué es? ¿Qué nos pasa en ella? Maravillosa, desconcertante, sorprendente, terrible, abrumadora, deprimente, fantástica… Son muchos los adjetivos que podemos dar a nuestra vida. Y muchos los momentos y circunstancias que en ella acontecen.

Imagina una misma situación, y dos maneras diferentes de afrontarla. Tenemos docentes que todo les supone una carga: informes, claustros, proyectos, formaciones de centro, reuniones, tutorías… en cambio, en el polo opuesto tenemos los docentes que saben ver oportunidades de aprendizaje y crecimiento en todas las tareas de su día a día, ya sea con el profesorado que forma parte de su claustro, con el alumnado o con las familias.

¿Cómo afrontamos las situaciones de nuestro día a día?

Si analizamos esta situación, por un lado, tenemos la persona que lo ve todo negro, todo negativo. La persona que siempre ve el vaso medio vacío y sólo centra su atención en los aspectos desagradables. Por otro lado, encontramos las personas que intentan descubrir lo positivo de cualquier momento. Son conscientes de que nunca todo es perfecto, pero siempre hay aspectos interesantes en cualquier fase. Las personas que siempre ven el vaso medio lleno y que se esfuerzan en cambiar lo que no les gusta de su día a día.

Docentes que constantemente se quejan del alumnado y destacan lo más negativo de estos. Y en el otro lado, encontramos el profesorado que destacan sólo los logros del alumnado, y que cada dificultad o contratiempo la viven como un interesante reto a superar. Profesorado que no se rinden y están acompañando a toda costa. Es más, cuanto más les cuesta, más interés ponen y mayores son los frutos que recogen de su tarea.

Está claro que todos llevamos nuestra propia mochila. Y en ella encontramos de todo. Experiencias y momentos únicos, agradables e irrepetibles. Y vivencias y situaciones desagradables, negativas y que nos han marcado para siempre. La riqueza del ser humano, y lo que lo hace un ser inteligente y único, es esta variedad de circunstancias y su capacidad para superarlas y adquirir un aprendizaje de todas ellas.

Cierto que no es fácil mantener una actitud mental positiva en momentos difíciles. Cierto también, que no todos tenemos la misma cantidad de estos en nuestra vida. Y cierto, que hay personas con un carácter innato más positivo que otros. Pero esto, no es excusa para no esforzarnos, actuar y cambiar todo aquello que no nos satisface.

Recuerda que si hay algo que siempre podemos elegir y cambiar es nuestra actitud. Quizás, no podemos cambiar lo que nos está pasando, pero siempre podemos elegir como lo encajamos en nuestra vida.

Seguro que has sentido más de una vez la típica frase de Nelson Mandela: «Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma«, pues él, a pesar de está retenido gran parte de su vida, no se sentía retenido ni desgraciado, sino afortunado y esperanzado para poder contribuir a cambiar y mejorar el mundo.

¿Cómo podemos modificar nuestra forma de afrontar las situaciones?

Existen unas estrategias, que nos pueden ayudar a adoptar una actitud mental positiva en nuestra vida y nuestro día a día. Estas son:

Para terminar... una pequeña propuesta diaria

Te proponemos un ejercicio que, realizado diariamente, te ayudará a crear un hábito muy enriquecedor para ir incorporando a tu vida una actitud mental positiva: cada noche, antes de ir a dormir piensa y escribe las 3 mejores cosas que te hayan pasado durante el día. Al principio te costará, pero poco a poco verás cómo te enfocas en los aspectos positivos de forma más rápida y te vuelves una persona más agradecida, alegre y optimista. Además, si lo escribes en un diario, también te servirá en los momentos difíciles, ya que podrás leer todo lo que has ido anotando y verás como la tu vida está llena de momentos maravillosos.

¿Cómo trabajas esta actitud mental positiva? ¿Qué estrategias utilizas en tu día a día? ¡Explícanoslo!