Cuando los alumnos trabajan de manera cooperativa, estructuramos el aula y los organizamos en equipos para que puedan interactuar en un entorno y ambiente acogedor.

Así, organizamos equipos reducidos atendiendo a diferentes aspectos con el fin de que los alumnos puedan interactuar y dialogar más fácilmente.

Pero, ¿tenemos que mantener esta organización en todo momento? Es decir, aunque no trabajemos de forma cooperativa, ¿los alumnos deberían continuar organizados en equipos?

En este post trataremos diferentes aspectos relacionados con la estructura del aula para reflexionar sobre cuándo es necesario mantener al alumnado sentado de manera cooperativa.

¿Cómo estructurar el aula?

Cuando estructuramos el aula de forma cooperativa, el docente reflexiona principalmente sobre diferentes cuestiones:

Estruturar el aula

En relación con la heterogeneidad, cabe destacar que normalmente el docente agrupa a los alumnos atendiendo a diferentes aspectos relacionados, sobre todo, con las capacidades. Y estas capacidades no solo son a nivel de aprendizaje, sino también de habilidades personales, sociales, comunicativas y de cooperación.

Así, los equipos heterogéneos se organizan de modo que se facilite la cooperación, la ayuda mutua y otras habilidades empáticas y de respeto a las diferencias.

En cuanto a la facilidad en la interacción y la comunicación entre los miembros de un mismo equipo, hay que tener en cuenta no solo la heterogeneidad del equipo, sino también la situación estratégica de los alumnos.

Se aconseja, por lo tanto, que los miembros de un mismo equipo estén muy cerca para evitar los gritos y el alboroto; por lo que no es necesaria una mesa para cada alumno, sino que a veces basta con una por equipo. Sin embargo, es aconsejable que los diferentes equipos estén lo máximo de separados entre ellos para evitar las interferencias y el posterior ruido.

Finalmente, es necesario que el profesorado estructure las tareas cooperativas de modo tal que se asegure la participación de todos los alumnos y la interacción entre ellos.

Y el alumnado, ¿siempre debe estar sentado en equipos cooperativos?

Sabemos que hay varias estructuras de actividades: individuales, en equipo, por parejas, en gran grupo, etc.

Y sabemos también cómo estructurar el aula de forma cooperativa, en equipos de 3-4 alumnos, pero también que los alumnos se pueden cansar de sentarse siempre con los mismos compañeros.

Por lo tanto, es aconsejable mantener los equipos cooperativos solo cuando proponemos actividades cooperativas. Y cuando se lleven a cabo otras tipologías de actividades, estos estén organizados de modo diferente.

Así, las mesas pueden estar distribuidas de manera concreta cuando realizamos tareas que no son cooperativas y modificar la distribución en otros contextos que sí requieren el trabajo en equipos cooperativos.

Un ejemplo de propuesta podría ser el siguiente:

8 alumnos organizados en 8 mesas en situaciones de aprendizaje no cooperativas

Si separamos las mesas, tendremos dos equipos de cuatro alumnos organizados para trabajar de manera cooperativa.

Tal y como hemos visto, se trata de estructurar el aula y organizar los alumnos según la tipología de tareas que proponemos y, efectivamente, según los objetivos y criterios pedagógicos del docente.

De este modo evitaremos que los alumnos se cansen de sentarse siempre con los mismos compañeros y favoreceremos la interacción de los alumnos con muchos compañeros del grupo clase para evitar que siempre trabajen con los mismos.

Los alumnos lo agradecen porque el día a día se hace más dinámico, y, además, se acostumbran muy rápido a cambiar las dinámicas y la organización del aula.

Para saber más...

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¿Haces cambios de estructura en el aula en función de la actividad? ¿Cómo organizas el espacio cuando no trabajas en grupos cooperativos? ¡Explícanoslo!

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