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Dentro de las muchas competencias que debe ofrecer la educación, las aptitudes centradas en las emociones no han sido prioritarias durante mucho tiempo. Por suerte, las cosas han ido cambiando poco a poco. Hoy la educación emocional es un componente crucial en todo el esquema educativo, te contamos porqué.

La educación emocional ofrece herramientas al alumno para que pueda resolver problemas cotidianos. ¿Cómo? Principalmente, mediante la realización de talleres o actividades dinámicas donde se permite conocer las propias emociones y las de los demás. Porque sí, la educación emocional no se aprende de manera individual sino conjunta, mediante la empatía.

¿Qué competencias da la educación emocional?

Con la educación emocional, el alumno consigue gestionar mucho mejor el día a día, ofreciéndole un mayor bienestar general al ver que es capaz de afrontar retos que antes quizás no entendía o en las que necesitaba ayuda. Esquematizando un poco, estas son las competencias que se obtienen mediante la educación emocional:

  • Conciencia
  • Regulación emocional
  • Autoconfianza
  • Autogestión
  • Inteligencia interpersonal
  • Independencia
  • Empatía
  • Pensamiento crítico

Cambiar el aula para introducir la educación emocional

Los programas académicos convencionales centran sus dinámicas en la enseñanza de materias y asignaturas, pero no incluyen la educación emocional, una innovación educativa que responde a las actuales necesidades sociales. Eso sí, hay que tener en cuenta que al introducirla se cambian las dinámicas del aula.

La educación emocional es un proceso educativo continuo y permanente, que requiere tiempo y debe estar presente durante la formación académica y personal en el largo de toda la vida. Es inevitable que su aplicación no modifique el día a día del aula, pero es un cambio a mejor. 

La educación emocional como método preventivo

Al ser un enfoque que engloba y enlaza la vertiente interpersonal con la cognitiva, la educación emocional es una herramienta de aprendizaje tremendamente útil. Por ejemplo, fomenta comportamientos positivos y actitudes constructivas -y disminuye las destructivas- desde etapas tempranas del desarrollo.

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Así, esta nueva disciplina se ha convertido en una ayuda para definir estrategias y proporcionar recursos para enfrentarse a las inevitables experiencias de la vida. Con la educación emocional se pueden reconducir pensamientos y acciones inapropiadas, fruto de una falta de control emocional que puede derivar en estrés, ansiedad, depresión, violencia, anorexia, consumo de drogas o, en el peor de los casos, el suicidio. 

Saber enseñar educación emocional

Educar para redirigir estas circunstancias requiere de los profesionales y los métodos adecuados, de personas que ayudarán a consolidar la competencia emocional adquirida según los experiencias vividas. Por eso es necesario que cada centro cuente con un especialista en educación emocional, aunque también es primordial que cada docente cuente con nociones básicas sobre la materia en cuestión. 

En definitiva, la educación emocional es un aprendizaje continuo, por lo que debe llegar al alumno a través del maestro o maestra. ¡Y un docente con conocimiento sobre la educación emocional solo puede ser mejor! 

Para terminar, os dejamos con un cortometraje de Disney abierto a todo el mundo sobre la educación emocional. ¡Esperamos que os guste!

¿Habéis usado alguna de estas herramientas y tenéis ejemplos de juegos hechos? ¡Compartidlos con nosotros y así nos enriqueceremos juntos!

Para saber más...

Si os interesa profundizar en las características de este tema, puede que os interese nuestro curso de introducción a la educación emocional.

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